TRIDUO
A JESUS-EUCARISTIA EN SU ÚLTIMA CENA
(Autor: RAMÓN MOLINA NAVARRETE)
ORACIÓN DE ENTRADA PARA TODOS LOS DÍAS
A tí Señor, ¡oh Dios del Universo!, venimos a postrarnos y unirnos a tu Cena. Venimos con trajes sucios, arapientos de tantos egoísmos, avaricias, odios y desamores cometidos. Pero venimos, Señor, buscando tu perdón, implorando tu mirada de Hombre-Dios enamorado.
Venimos a Tí, que eres Amor y en amor te deshaces cada día hecho espiga blanquísima y brillante, y hecho uva dorada por mil soles.
A Tí venimos, hambrientos de una paz que nunca llega, de una unidad que no se alcanza, de una esperanza tan simple como un soplo.
A Tí venimos, sedientos de tantas omisiones cometidas, porque salieron de nuestras lenguas millones de palabras injuriosas, porque no ayudamos a aquél que nos tendió la mano, porque olvidamos, Señor, de orarte a cada instante.
A Tí venimos, para sentarnos junto a Pedro, a Santiago, a Juan, a Andrés… y a Judas…Sí, a Judas, porque Judas también somos; pero. Señor, vamos aponer sobre tu mesa las monedas de todos nuestros pecados cometidos y vamos a prometerte un cambio total y radical en nuestras vidas. Perdón, Señor, perdónanos para poder así tomar contigo, ese pan -hostia divina- y ese vino -río celestial-, y alcanzar las promesas de tu Cielo por toda la eternidad.
Que así sea.
LECTURAS PARA CADA DÍA
Día primero: PREPARANDO LA CENA DEL AMOR
Día segundo: PALABRAS DE AMOR DE DESPEDIDA
Día tercero: … Y TE HICISTE MAS QUE AMOR
DÍA PRIMERO
PREPARANDO LA CENA DEL AMOR
«Mi tiempo está próximo, -dice el Señor-, quiero celebrar la Pascua con vosotros. Id a la ciudad y os saldrá al encuentro un hombre con un cántaro de agua, seguidle y donde él entrare, allí será la cena».
Pero nadie sabía que aquella era la noche de la entrega, que aquella era la noche del misterio, del milagro, del misticismo más sublime de todos los tiempos.
Nosotros, ahora, vamos a acudir al encuentro y vamos a sentarnos a la mesa del Señor. Vamos a hacer fiesta y alegraremos nuestras almas, porque solo su presencia es suficiente para que el gozo embriague nuestras vidas.
Señor, ya estamos sentados frente a Tí; que tus palabras sean sonidos de alturas inmortales, que tus gestos sean ejemplos que después imitar a cada instante, que tus silencios sean profundas reflexiones para adorarte en cuerpo y alma…
¿Verdad Señor, que no merezco acercarme siquiera a tu mesa?
¿Verdad Señor, que no soy digno de que tus manos laven mis pies de caminante en círculos de nada?, ¿Verdad Señor, que no soy quien para comer de los frutos preparados?…
¿Verdad Señor, no obstante, que Tú me miras con ojos de hombre bueno y dejas escapar por tu rostro, una sonrisa limpia de esperanza?, ¿Verdad Señor, no obstante, que Tú no me rechazas, sino que me saludas y me das la bienvenida como a un hijo perdido, que regresa?, ¿Verdad Señor, no obstante, que Tú, después de todo me estás amando permanentemente?
(Medítese y reflexiónese)
DÍA SEGUNDO
PALABRAS DE AMOR DE DESPEDIDA
Y cenaron, y compartieron palabras y amistades. Jesús, entonces, aprovechando un silencio de templazas, dijo muy despacio:
«En verdad os digo que uno de vosotros me entregará». «¿Yo, Señor?». «¿Tal vez yo?». «¿Soy yo, Señor?»… Y Jesús fue guardando silencio, porque sí, porque soy yo, y tú, y todos; todos hemos entregado a este Cristo por treinta monedas de sucias ambiciones, todos le hemos vendidos en miles de ocasiones y momentos.
Pero Jesús nos mira con dulzura y encima nos dice tiernamente: «Amaos los unos a los otros como Yo os he amado; en ésto conocerán que sois mis discípulos».
Pero Señor, que poco caso hago yo de tu precepto nuevo y universal, que poco amo yo a mi vecino, a mi compañero de trabajo, a mi propio hermano de sangre, que poco amo yo más que a mí mismo. ¿No seré yo, Señor, ese sarmiento que no lleva fruto y ha de ser cortado para que el fuego lo consuma?, ¿no seré yo como la higuera seca en medio del camino del mundo?…
Y Tú me dices y me respondes: «tú no eres mi siervo, eres mi amigo, porque todo cuanto oí de mi Padre te lo he dado a conocer»…
¡ Y me elevas, Señor, a la categoría de amigo!… ¿Amigo yo, Señor?, si no hago lo que Tú me mandas, si no solo no soy capaz de dar la vida por nadie, es que no soy capaz de dar nada, siquiera de lo que me sobra…, ¿amigo yo, que estoy esperando el instante de verte muerto y agonizante en el madero y no creo de ningún modo en esas palabras tuyas de » un poco más y ya no me veréis y todavía otro poco y me veréis»?.
Señor,… ¿amigo yo?… ¡ Qué bueno eres !.
(Medítese y reflexiónese)
DÍA TERCERO …
Y TE HICISTE MAS QUE AMOR
Estábamos cenando, Señor. Era agradable estar contigo, era como estar en el Tabor transfigurados, era como un sueño que no se desea acabe nunca… Fue entonces…, tu rostro se incendió en ascua pura y tu corazón comenzó a latir de forma increíblemente acelerada… Sí, fue entonces cuando tus manos blancas tomaron el pan y lo partiste, ese pan crujiente de harina recogida en límpido molino…, y entonces no fue pan… «Esto es mi cuerpo»… Y tembló el mundo y con él todos nuestros corazones al mismo ritmo… ¡Tu Cuerpo!, ¿tu Cuerpo?… Pero, Señor, Tú que eres el Dios del Universo, el creador del infinito de las cosas, Tú…, ¿un trocito de pan ahora?, ¿una migaja en nuestros labios sucios de pecado?… Esto no es Amor, esto es locura santa que no tiene explicación.
Pero fue entonces también cuando tomaste el vino… «Esta es mi sangre»… Y tembló, no ya tan solo el mundo, sino también todos los planetas y todas las galaxias. Tú, el dueño de todos y de todo, Tú, el Supremo Hacedor…, ¿Tú, un sorbito de vino en una copa de barro?… No lo creo…, esto es imposible.
Pero Señor…, sí me lo creo, porque al tomar la Hostia Consagrada y beber del Cáliz Sacrosanto, palpo mi alma vestirse de hermosura, de paz inexplicable, de vida que no cesa… Sí me lo creo, Señor… Pero esto no es Amor, ésto, mi Dios, mi Jesús, mi Cristo, mi Divino Salvador, es más que AMOR.
(Medítese y reflexiónese)
JACULATORIAS PARA TODOS LOS DÍAS
* Tú, nuestro Señor, Hijo de Dios, nacido de una Virgen en la total pobreza de un pesebre, por tanto como hiciste por nosotros…
– Señor, enséñanos a Amar.
* Tú, nuestro Señor, Dios y Hombre verdadero que te reúnes con nosotros en la Cena de Paz de cada día…
– Señor, enséñanos a Amar.
* Tú, nuestro Señor, Cristo Divino que en locura de Amor, te quedaste en la harina y en la uva…
– Señor, enséñanos a Amar.
* Tú, nuestro Señor, Amor de los Amores, que te haces tan humilde y sencillo, y eternamente bueno y misericordioso…
– Señor, enséñanos a Amar.
* Tú, nuestro Señor, que te partes y repartes de mil modos cada instante y sigues siendo entero en cada trozo de la Hostia Consagrada…
– Señor, enséñanos a Amar.
* Tú, nuestro Señor, que te haces tan pequeño que apenas eres miga y gota pero por infinitud de amor multiplicadas…
– Señor, enséñanos a Amar.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Todo tiene sentido. Señor. La vida es un sendero hacia tu luz inagotable… Todo tiene sentido y más cuando antes de partir a la diestra de Dios Padre, te quedaste manjar, puro alimento, verdadera y realmente presente hecho EUCARISTÍA.
Te tenemos, Señor, a nuestro lado, total y entero, en tu excelsa infinitud, para hablarte, y tomarte, y adorarte.
Gracias, Señor. Que nuestro convite en tu mesa sea cada día y cada noche para que tu presencia no se aparte de nosotros ni un instante; y haz que en la hora en que nuestro cuerpo exhale su aliento final hacia la muerte, nos sentemos también, en traje de boda, en tu Mesa Celestial y celebremos contigo, con María la Virgen, con los ángeles y los santos, el Banquete glorioso, feliz, eterno é infinito.
Que así sea.